(pronunciado “sa-cha-ma-ma”)

Sachamama es una amaru (dragón-serpiente) creada por las magias negras del dios-serpiente Amaru Wiraqucha y las esencias místicas de la Esfera Primordial de Tierra, la cual fue robada del templo de Waqaychaq Mama.

Sachamama vive en la suelo terrestre, viajando bajo la tierra, y arrastrándose en los bosques y selvas. Este ser de colosales dimensiones, es una fuerza de la naturaleza a la cual se le atribuyen toda clase de fenómenos naturales, en particular los deslizamientos de tierra y terremotos. Se dice que hay que hacer ofrendas a todas las Amarus Elementales para siempre tener buen tiempo.

Sachamama, al estar compuesta de Tierra Primordial, es práctica, cautelosa, paciente, perseverante, y testaruda. Sachamama tiene una afinidad con seres que comparten su temperamento y puede ser invocada y controlada más fácilmente por ellos. Sachamama tiende a tomar siestas en estado innamobible tomando la apariencia de rocas o troncos de arboles, cubriendo su piel con plantas y hongos. Es lenta en reaccionar, pero una vez en movimiento, se convierte en una fuerza imparable.

Otra característica que le otorga la Tierra Primordial, es un cuerpo de madera negra, cubierto en oro y filudas piedras preciosas.

Como todos los Amarus Elementales, Sachamama es sumamente sabia. Se dice que en su piel están escritos muchos de los secretos del universo y que, al hacerles ofrendas y sacrificios, Sachamama otorga sabiduría y buena fortuna. Sachamama es un ser neutral que puede ser conjurado y controlado con magia y ofrendas. Pero conjurar a Sachamama es algo sumamente peligroso, y fácilmente esta se puede volver en contra de quien la invoca.

Al descansar, Sachamama suele “disolver” su cuerpo en tierra, y volverse parte de la Litósfera de la Tierra.